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Lo que 2022 nos enseñó: las mejoras en el comercio marítimo no pueden esperar
Como cada año, la UNCTAD (la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Cooperación Económica) lanzó a finales de año su esperado "Examen del transporte marítimo 2022" (puedes descargarlo completo aquí) y en él ha lanzado una clara señal de aviso.
El organismo internacional ha urgido a incrementar las inversiones en las cadenas de suministro marítimas. Según sus expertos, lo que debemos aprender de lo vivido en el año 2022 es que tanto los puertos y las flotas marítimas como las conexiones con el interior de los países deben mejorar: es necesario que el comercio se encuentre mejor preparado para afrontar las crisis del futuro.
Actuar para no revivir la pesadilla de los suministros
Lo queramos ver o no, vamos a soportar nuevas crisis mundiales. Algunas serán provocadas por la inestabilidad política y otras por el cambio climático. Y es preciso prepararse para ellas al tiempo que se trabaja para realizar una transición lo más rápida posible a una energía baja en carbono. Por ello, la Secretaria General de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, ha dejado muy claro a todo el sector logístico marítimo que es necesario abordar “la mejora de la infraestructura intermodal, la renovación de la flota y la mejora del rendimiento de los puertos y la facilitación del comercio”
Desde luego, si algo ha quedado claro durante la crisis de la cadena de suministro de los dos últimos años es que, cuando se produce un desajuste entre la demanda y la oferta de capacidad logística marítima, se provoca una sacudida económica de importancia planetaria como la que hemos tenido, con aumentos en las tarifas de los fletes, congestión e interrupciones críticas de las cadenas de valor mundiales.
Hoy por hoy, el comercio marítimo es mayoritario. Los buques transportan más del 80% de las mercancías que se mueven en el mundo, siendo aún mayor el porcentaje cuando hablamos de los países en desarrollo. Por eso, cuando se aumenta la resistencia a las crisis, se están evitando esas temidas interrupciones en las cadenas de suministro que alimentan la inflación y afectan más a los más pobres.
Algunas actuaciones que podrían evitar futuros problemas
En su informe, la UNCTAD hace diversas peticiones a los países que participan en el organismo. Destacamos los siguientes:
- Evaluar con detalle los posibles cambios en la demanda de transporte marítimo, para dimensionar correctamente las infraestructuras.
- Mejorar sus puertos y las conexiones de estos con el interior del país, implicando para ello al sector privado.
- Reforzar la conectividad de los recintos portuarios y ampliar su capacidad de almacenamiento.
- Digitalizar los sistemas para poder reducir los tiempos de espera y despacho en los puertos y acelerar los procesos utilizando documentos digitales y pagos electrónicos.
- Rejuvenecer una flota que, por número de buques, tiene una edad media de casi 22 años y es muy contaminante.
El organismo de la ONU, igual que reclama ya la ciudadanía en todo el mundo, pide que se tome en serio la necesidad de reducir la huella de carbono. No como un fin en sí misma, sino como parte de esta estrategia de resiliencia. Después de todo, serán precisamente los puertos una de las infraestructuras más castigadas por los efectos del cambio climático.
En definitiva, necesitamos una flota más limpia, puertos más modernos y organizaciones más ágiles para que el comercio mantenga su resiliencia ante futuras crisis.