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¿Alguien recuerda, sin hacer un pequeño esfuerzo, cómo vivíamos y trabajábamos antes de que la conexión a Internet fuera algo habitual en nuestras vidas?
Ni siquiera somos conscientes de que los smartphones solo se popularizaron a partir de la década de 2010. ¡Ayer mismo! Internet y la tecnología digital han cambiado nuestra existencia, nuestras relaciones y, por supuesto, la economía global. De modo que hoy te proponemos echar la vista hacia atrás para hacer memoria. Pero también para ser conscientes de los cambios que va a venir en un futuro.
Estaba bien avanzada la década de los 90 cuando los primeros teóricos comenzaron a avisar de las transformaciones que estaban a punto de llegar con una World Wide Web recién estrenada. El sociólogo español Manuel Castells (entonces profesor universitario en Estados Unidos) comenzó a avisar en su libro La sociedad red de los cambios sociales que se avecinaban. Y el canadiense experto en finanzas Don Tapscott acuñó el término economía digital para lo que iba a venir en cuanto a creación de riqueza. Cualquiera que entonces leyera sus textos pudo imaginar que se avecinaban grandes cambios, aunque parece improbable que ese alguien fuera capaz de suponer transformaciones tan radicales.
Sí, treinta años después, nuestras sociedades son completamente diferentes. ¿Y nuestras economías? También. Baste decir que, de las cinco mayores empresas por valor en bolsa a finales de 2022, cuatro de ellas son parte clave de la economía digital: Apple, Microsoft, Alphabet (Google) y Amazon (puedes ver el cuadro completo aquí).
Las finanzas ‒y muy concretamente las inversiones‒ ha sido uno de los territorios económicos que ha notado (y también impulsado) con mayor profundidad la transformación digital. Negociaciones hechas en milisegundos, algoritmos entrenados para predecir los movimientos de bolsa… Las cifras de inversión en tecnología por parte de las compañías que gestionan el dinero en el mundo son astronómicas. Y siguen creciendo.
También la industria ha sido fuertemente impactada por lo digital durante estas últimas décadas. La automoción y la industria aeroespacial abrazaron con rapidez las innovaciones de control digital, diseño y producción asistidos por ordenador, robótica o comunicación digital entre equipos. Y tras ellas ha ido el resto de los fabricantes de cualquier tipo de bienes y servicios.
Pero ¿qué ha sucedido estos años en el sector comercial?
Según la Organización Mundial del Comercio, entre los años 1996 y 2014 los costes del comercio internacional se redujeron en un 15 por ciento debido a los avances tecnológicos. Y los precios siguieron bajando hasta la sacudida de la crisis de la pandemia. Ahora, cuando después de una subida espectacular de los fletes las aguas regresan a su cauce, podemos mirar con más detalle el panorama de cuanto ha sucedido. Y destacamos tres transformaciones que han sido esenciales para redibujar el comercio mundial:
De modo que, tres décadas después de la irrupción de internet en nuestras vidas y nuestros negocios, tenemos ante nosotros un comercio internacional en el que hay más competencia, más aceleración y ventajas nuevas y difíciles de copiar.
El panorama provoca cierto vértigo. Sí, pero la realidad es que las transformaciones no van a ralentizarse para que nos acomodemos a ellas; al contrario, la lógica dice que se van a multiplicar y que los cambios que van a ser realidad en el comercio y la logística del futuro inmediato se están gestando ya. Y es que, a medida que la economía digital confluye con diferentes tecnologías (sean o no digitales) crean nuevos modelos de negocio. La robótica avanzada, la inteligencia artificial, el internet de las cosas o la computación en la nube se están combinando con diferentes sectores para dar paso aún a nuevos ejemplos de economía que seguirán cambiando nuestro día a día. Y la inmensa mayoría de esos nuevos negocios necesitará de nuestro trabajo logístico.
¿Preparados para el reto? En KENSA sabemos que no va a ser fácil, pero estamos listos para lo que tiene que venir.
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