Cada vez más empresas queremos cambiar el mundo. Nosotros también. Y no es solo una pose.
Por Justin Facey
Un nuevo día, un nuevo desafío. Ese es el leitmotiv de las empresas de hoy. La sociedad se hace cada vez más compleja y los cambios se suceden veloces. Esa vorágine nos marca el ritmo. Pero en nuestra mano está parar de vez en cuando para reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones y sobre el papel que asumen las organizaciones para construir un futuro compartido. 

Porque las empresas no solo han sido creadas para incrementar una cuenta de resultados: sí, su estrategia tiene que ser lo más rentable posible, pero importa mucho saber que sus iniciativas van a tener un impacto positivo en la sociedad. 

Como consumidores, somos cada vez más las personas que nos preguntamos qué hay detrás de los productos que compramos. Y, como indican los estudios de mercado, crece el número de personas que eligen una marca por su comportamiento ético y no solo por las características del producto. Y es que cada vez más exigimos coherencia entre lo que dice una compañía y sus acciones; entre su política empresarial y sus campañas. Se me viene a la mente la conocida frase “Create more acts, not ads”, en referencia a la demanda de los consumidores: menos anuncios y más actos. Ya no hablamos el lenguaje de los spots publicitarios, sino el de los hechos. No queremos oír promesas, queremos que las empresas se involucren y nos involucren. 


Los ecos de Davos y su apuesta por la sostenibilidad y la inclusión

Han pasado pocos días desde la celebración de la 50ª edición del Foro Económico Mundial que ha sido un llamamiento a reimaginar el propósito para las empresas encaminándolas hacia acciones que puedan fomentar la sostenibilidad y la inclusión. Ahora nos toca evaluar qué estamos haciendo para construir puentes, para lograr que la huella que dejamos en el mundo sea positiva. A nivel individual y a nivel organizacional. Y es lo que estamos haciendo en KENSA.

Sí, convertirse en empresa socialmente responsable se está convirtiendo en una tendencia. Pero en KENSA hemos iniciado esta tarea porque ese pensamiento está en nuestro ADN: creemos que las empresas no podemos ignorar las necesidades de nuestro entorno y, además, que este modo de trabajar nos hace más competitivos. Hablamos de un pensamiento genuino. 


Hablamos de un nuevo punto de vista: hablamos de personas

Hablamos de incluir políticas inclusivas y de empoderar a los empleados; de involucrarnos en sus vidas; de asumir que también nuestros proveedores o nuestros clientes son empresas formadas por personas que cada día se levantan a trabajar por los sueños su compañía. 

Hablamos de igualdad de oportunidades, de inclusión y sostenibilidad fuera del plano de las promesas. De hechos. 

Son muchas las empresas que han comenzado a transitar este camino, mucho más desafiante y más complejo que el heredado, pero más gratificante. Desde KENSA afianzamos nuestros esfuerzos por hacer una empresa cada vez más enfocada en las personas. Porque sabemos que ese es el verdadero valor de una empresa. 

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