Finalizada la fiebre del bitcoin, nos queda un largo camino de blockchain

Por KENSA

Allá por el año 2009 nació la moneda virtual bitcoin, pero ha llegado a un punto de inflexión y ha comenzado a caer su valor en picado y su viabilidad a ponerse en entredicho. 

Bitcoin fue la primera moneda basada en la tecnología de cadena de bloques. Satoshi Nakamoto, su creador, minó los primeros bitcoins en enero de 2009, dando comienzo a la era de las criptomonedas, un sistema del que algunos estaban convencidos que revolucionará el sistema financiero. Aunque parece que, por ahora, esta revolución tarda en llegar.

La tecnología de la cadena de bloques o blockchain no surgió de la nada, sino que surgió después de combinar herramientas previas ya establecidas de criptografía con métodos derivados de décadas de investigaciones informáticas.
El objetivo de esta tecnología se basa en permitir que las personas compartan datos importantes de forma segura y sin manipulaciones, gracias a un sistema que almacena los datos mediante matemáticas complejas e innovadoras reglas de software hacen que los datos compartidos sean muy difíciles de manipular por terceros y por tanto menos vulnerables. 

El éxito especulativo de algunas criptomonedas nos hizo olvidar durante algún tiempo que la tecnología blockchain es multiuso y una excelente manera de distribuir la información de manera descentralizada. Como, además, la información está totalmente encriptada, es posible pasarla de persona en persona por bloques, pero un bloque no funcionará sin el otro, lo que se puede considerar una de las características que la hace tan resistente al hackeo.

Los expertos dicen que, si alguien intenta hackear o alterar alguno de los bloques para modificar la información de algunos de los bloques, el responsable del fraude quedará en evidencia.
Una de las principales preocupaciones que hay en torno a esta firma de trabajo reside en la falta de confidencialidad, puesto que blockchain está diseñado para ser transparente. El enfoque en la integridad en un modelo tan descentralizado demanda que todos los nodos participantes del consenso compartan información, por lo que cualquier dato grabado en una cadena de bloques puede ser leído arbitrariamente sin ninguno tipo de restricción por todos los participantes.

Fiabilidad máxima a pesar de la falta de confidencialidad. ¿Qué supone esto en nuestro entorno empresarial? Supone muchas posibilidades para el entorno de la logística.

Según los expertos, los mejores beneficios sobre esta tecnología los podemos obtener cuando la utilicemos para fines de integridad de la información, puesto que para esto fue originalmente diseñada. De hecho, la aplicación más inmediata tiene que ver con los sistemas que se están creando para fortalecer la ciberseguridad de muchas otras tecnologías.

Los espacios a los que nos dirigimos tienen que ver ya con el internet de las cosas (IoT) y el control de sistemas industriales, robóticos y, por supuesto, de vehículos. En todos ellos, el uso de la tecnología blockchain tiene un enorme potencial en mejora de la seguridad, dado que en estos sistemas la integridad de los datos es la preocupación principal, mientras que la confidencialidad en muchos casos es casi irrelevante.

De manera general, podemos decir que las capacidades para mantener la integridad de la información en la cadena de bloques pueden ser utilizadas en ámbitos logísticos para verificar el estado de cualquier infraestructura, proporcionar una procedencia completa de cada componente de esta y asegurar una cadena de custodia completa para todos los datos generados y transmitidos a través de esa infraestructura. Ese nivel de verificabilidad seguro que va a impulsar nuevos enfoques para la seguridad de nuestros sistemas, proporcionando conciencia en tiempo real y detección de cualquier fallo.

Ante estas importantes novedades solo nos queda recordar que, sea cual sea el resultado de bitcoin, el blockchain es una tecnología disruptiva con un gran potencial capaz de cambiar nuestro sector en un futuro no muy lejano.