Gemelos digitales: de la industria al conocimiento de los océanos

Nacieron en la industria y la revolucionaron en tan solo un año. Después, los gemelos digitales comenzaron a aplicarse al conocimiento de la naturaleza. Ahora se abre un gigantesco proyecto para profundizar en el conocimiento de los océanos. ¿El objetivo?: comprenderlos mejor para protegerlos sin dejar de interactuar con ellos.

En 2017, dos de las grandes consultoras internacionales adelantaron que los gemelos digitales iban a transformar muchos procesos, especialmente los industriales. Y así ha sido. Desde las turbinas de los aviones a las palas de aerogeneradores pasando por elementos constructivos como fachadas, muchos sectores se están transformando y mejorando de forma sustancial gracias a esta tecnología.

Una réplica virtual para predecir sucesos y comportamientos

Un gemelo digital es una réplica que solo existe en la realidad virtual y que ha sido realizada a imagen y semejanza de un producto concreto. Se trata de la versión digital de ese producto a la que, en tiempo real, se le van incorporando datos (y hablamos de big data) procedentes de diversos sensores. Toda esa información del mundo real es procesada con Inteligencia Artificial y Machine Learning hasta conseguir que la versión virtual se haga sensible e inteligente, transformándose en un modelo capaz de avanzar todo lo que sucederá a su gemelo real.

Es decir: el mundo digital haciendo predicciones sobre lo que va a suceder en el mundo físico.

En 2018, solo un año después de que se lanzaran los primeros gemelos digitales, las compañías que habían invertido en esta tecnología reflejaban mejoras de un 30%.

¿Cómo lo habían conseguido? Aprovechando la eficiencia de una herramienta capaz de:

1. Analizar datos y extraer conclusiones
2. Proponer soluciones a las incidencias descubiertas
3. Predecir el comportamiento futuro

De la ingeniería industrial al estudio de los océanos

Ahora los gemelos digitales han dado otro salto, viajando desde la ingeniería industrial a las ciencias de la naturaleza. Y ya están ayudando a profundizar en la investigación de la tierra, el clima o los mares. Hay proyectos que ayudan a simular los futuros efectos del cambio climático sobre una zona de costa y otros que se están utilizando para mejorar las condiciones de la acuicultura en puntos determinados.

Todos esos son proyectos parciales, que analizan datos en espacios muy pequeños si se contemplan con respecto a la magnitud de los océanos. Pero vista la utilidad de esta tecnología, ¿por qué no utilizarla para comprender bien el medio marino en su conjunto, con sus sistemas y sus complejas dinámicas? Sería el único modo de conocer bien el océano y poder protegerlo.

Aunque parecía una propuesta excesivamente ambiciosa, la Unión Europea ha puesto en marcha a un gran equipo de científicos para crear un Gemelo Digital del Océano (DTO). Recogiendo datos de múltiples instituciones ya existentes en los organismos del viejo continente, los y las profesionales de la ciencia están estudiando el modo de intercambiar toda la información, utilizarla y procesarla. Su objetivo es conseguir que la comunidad internacional pueda diseñar mejores políticas, gestionar mejor los recursos y estudiar soluciones de futuro. El proyecto no ha hecho más que comenzar, pero ya se adivinan multitud de aplicaciones: desde predecir las migraciones del atún a calcular los episodios de calor extremo, ayudar a precisar alertas meteorológicas, fomentar las energías renovables marinas, mejorar el tráfico marítimo internacional y promover la seguridad de los puertos.