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Los datos también surcan el mar

Por KENSA Logistics

logística de cadena de suministro

La globalización ha logrado que, en las últimas décadas, las mercancías atraviesen los mares de un extremo a otro del planeta en cantidades asombrosas a bordo de grandes portacontenedores. Así se mueve la economía mundial. Pero hay un despliegue paralelo, otra navegación igualmente importante de la que no somos conscientes: los datos. Datos que, en cantidades ingentes y formato digital, viajan por cables submarinos con la información necesaria para ese comercio… y para nuestra vida diaria. Son las arterias que dan vida a internet.


Estamos tan acostumbrados a trabajar con datos y a recibirlos o transmitirlos de forma instantánea, que ni siquiera nos preguntamos cómo se mueven o de qué modo viajan imágenes, facturas o informes hasta nuestras pantallas. En nuestros hogares y oficinas, las conexiones inalámbricas nos permiten conectar computadoras, celulares o televisores de manera invisible. Eso nos animaría a pensar inmediatamente en los satélites. Pero la realidad es que las arterias por las que fluye toda la información, esas magníficas autopistas son cables de una materialidad contundente que unen el planeta por múltiples puntos. Cables de fibra óptica y múltiples capas protectoras que se ubican en el lecho marino y que permiten que los continentes, islas y costas queden enlazadas por múltiples puntos. Los satélites también tienen su papel, desde luego. Pero solo se utilizan para llevar internet a sitios sumamente remotos. El 99% del tráfico de internet utiliza los cables, más fiables y baratos. Una red que se ha tejido por medio de cables submarinos, una tarea que han realizado grandes barcos, un medio que no solo sirve para transporte de mercancías, sino que también juega su papel en el transporte de datos.


Enviando información desde el siglo XIX


Los cables submarinos comenzaron a instalarse a mediados del siglo XIX. Eran hilos de cobre recubiertos con un látex especial llamado gutapercha que tenían como misión transmitir las señales del telégrafo eléctrico. Después de algunos trayectos menores, como el que unía Terranova y Nueva York, el primer cable telegráfico submarino de larga distancia se tendió entre Estados Unidos e Irlanda. Hubo un primer intento fallido en 1858, pero en 1866 quedó instalado el cable definitivo que unía el continente americano y el europeo. Estuvo en funcionamiento cerca de un siglo y en aquellos lejanos días consiguió que las comunicaciones, que hasta ese momento tardaban en hacerse efectivas una media de 12 días (los que demoraba un vapor en cruzar el Atlántico), fueran instantáneas.


Del cable de cobre a la fibra óptica


Nuestros cables actuales son herederos de aquellos viejos hilos de cobre y gutapercha, aunque mucho más sofisticados. El núcleo ya no está ocupado por el cable metálico sino por hilos de fibra óptica, ese material transparente fabricado a partir de sílice que, desde los años 90 del pasado siglo, se ocupa de transferir los datos a gran velocidad y sin interferencias. En torno a la fibra óptica, se colocan varias capas plásticas y de metal para proteger el cable, aportarle resistencia mecánica y conseguir que esté completamente aislado de la humedad, la corrosión y los accidentes. Porque bajo el mar los cables pueden ser dañados por la fauna marina, las anclas de barcos, las redes de pesca o incluso por los terremotos o la erupción de volcanes submarinos. Además, y para que la señal no se debilite a lo largo del recorrido, los cables suelen incorporar un repetidor cada 100 kilómetros aproximadamente.


Un mapa de los cables que unen el mundo


Después de varias décadas tendiendo cables por las montañas, los valles y las fosas que se encuentran en el fondo marino, hoy tenemos prácticamente todo el planeta conectado por centenares de cables. Las grandes autopistas de la información atraviesan el Pacífico y el Atlántico. Otras, de menor dimensión, pero no menos importantes, van conectando diversos puntos costeros. ¿Tienes curiosidad por conocer más datos? En www.submarinecablemap.com puedes consultar el desarrollo de esta infraestructura. En este mapa te mostramos los que conectan a México con el resto del planeta y nos permiten mantener activas las empresas y unidas las familias.


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