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Medidas para reducir la huella de carbono en el transporte

Por Justin Facey

El impacto de la huella de carbono proveniente de los medios de transporte aéreo, por carretera, ferrocarril y marítimo suele ser muy significativo. 


Es un problema de grandes dimensiones por el que se trabaja de manera incansable con el objetivo de minimizarlo y lograr que el sector sea parte de la solución para un mundo cada día más sostenible.


Para ello se ejecutan diversas medidas para frenar la contaminación atmosférica, que es uno de los principales problemas de la sociedad actual y que afecta a todos de forma local, regional e internacional.


Incluso, según los datos reportados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este es un problema que ocasiona alrededor de 1,3 millones de muertes al año en todo el mundo.


¿Qué es la huella de carbono?


Lo primero que hay que aclarar para comprender mejor este tema es que la huella de carbono es la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se emite al aire, de manera directa o indirecta, como consecuencia de la acción del ser humano en el desarrollo de una actividad determinada. 


Se calcula que el transporte es responsable de producir alrededor del 15% de la huella de carbono en todo el mundo. Junto al avión, el automóvil es uno de los medios de transporte más dañinos para el medio ambiente. 


Las emisiones de GEI son un indicador ambiental que incluyen compuestos como el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFCs), los perfluorocarbonos (PFCs) y el hexafluoruro de azufre (SF6).

Pero el que más ha contribuido al calentamiento global desde 1990 y figura como el más abundante es el dióxido de carbono (CO2).


Hasta 2019, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) resaltaba que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera tenía un nuevo récord con niveles de CO2 equiparables a los de hace más de tres millones de años, cuando el termómetro terrestre marcaba unos 3 °C más y el nivel del mar medía entre 10 y 20 metros más que hoy. 


Pero con la llegada de la pandemia se dio un cambio importante ya que, por primera vez, se logró reducir la huella de carbono por debajo de los niveles de 1990, en concreto, un 7%, como consecuencia de la paralización y disminución drástica de muchas actividades como la del transporte de mercancías.




Cómo reducir la huella de carbono del transporte de mercancías


Lo principal es cambiar el uso de medios ineficientes a los más eficientes. Por ejemplo, existen sistemas de gestión de flotas con herramientas informáticas que permiten organizar mejor el tráfico de mercancías y limitar el consumo de combustible y, en consecuencia, de emisiones de CO2.


Y aunque parezca obvio, el mantenimiento preventivo programado y la revisión periódica de la presión de aire de los neumáticos es indispensable para garantizar un consumo eficiente de combustible.


Calificación energética de los vehículos


Son diversas las variables que influyen en la calificación energética de los vehículos. No es algo absoluto, pero existen criterios objetivos para determinarla.


Generalmente, se establecen etiquetas de la A a la G, siendo la A la más eficiente, al considerar que consume un 25 % menos que la media, mientras que la G es la de calificación energética más negativa al determinar que el vehículo consume un 25 % más que el promedio.


La comparación se hace considerando el consumo energético de cada vehículo en función de su superficie ocupada, y en relación a la media de su categoría. Las emisiones de CO2 se pueden obtener directamente a partir del consumo de combustible o de electricidad.


Combustibles alternativos


Estimular el uso de combustibles alternativos es una de las grandes alternativas que se presentan para minimizar la huella de carbono del transporte. Figuran los biocombustibles, el biometano o los vehículos eléctricos como opciones.


Es por eso que se plantea, cada vez con más fuerza, la implementación de combustibles menos contaminantes para la atmósfera, así como vehículos híbridos o eléctricos. También existe la opción de los sistemas alternativos al diésel, como el gas natural licuado.


Es importante resaltar que los vehículos de combustión a gas generan un 25 % menos emisiones de GEI que los que funcionan a gasolina y un 9 % menos que los de diésel.


Optimizar la gestión logística

Es muy relevante contar con un servicio de gestión logística que incluya la búsqueda de las mejores rutas, que sean mucho más directas y eficientes con menos kilómetros de recorrido.


Por eso reiteramos la positivo que es el uso de un software de planificación de rutas que calculan las cargas y la huella de carbono, ya que permiten saber cuál es el impacto que provoca el transporte para tomar mejores decisiones que optimicen las rutas y las cargas que se transportan, todo ello enfocado a un transporte más sostenible y eficiente.


También es de suma importancia definir los mejores horarios de carga y descarga porque, al minimizar esos lapsos, se reducen los tiempos de espera de vehículos y se logra una mejor gestión logística en los muelles, con lo que disminuyen las emisiones de CO2.


Usar vehículos con la dimensión apropiada para las necesidades de transporte es una decisión logística que no debe estar fuera del plan.


Recordemos que cuanto más grande es el vehículo, mayor consumo tiene, pero las dimensiones deben elegirse en función de la ruta y la cantidad de mercancía a transportar, porque puede convenir un camión grande que haga el transporte de dos vehículos, por ejemplo.


Formación para mejorar la conducción


No hay que olvidar los programas de formación y capacitación dirigidos a concienciar y preparar a los conductores para que cumplan con sus labores de forma eficiente.


Hay acciones que pueden reducir el consumo de combustible en cerca de un 15 %, lo que baja considerablemente la huella de carbono en el transporte.


Nos referimos a principios básicos como la manera de arrancar, cuándo empezar a frenar y mantener una velocidad adecuada.


Mantenimiento de los vehículos


En el transporte de mercancías terrestre, que es uno de los que más huella de carbono produce, hay que tomar en cuenta ciertos factores relacionados con el mantenimiento de los vehículos.


Es importante que cada unidad esté en perfecto estado para que no use más combustible del necesario.


Por eso es vital estar atentos a la vida útil de los neumáticos que debe ser una consideración clave para reducir la huella de carbono, debido a que la producción de neumáticos emite CO2.


Además, unos neumáticos con poco o mucho aire pueden tener un gran impacto en las emisiones que produce el vehículo. Por eso se recomienda verificar la presión de los neumáticos con regularidad para asegurarse de que están correctamente inflados para evitar aumentar el consumo de combustible y las emisiones del tubo de escape.


En KENSA, contribuimos con la reducción de la huella de carbono con nuestra labor de trazabilidad de ruta en la que estudiamos los puntos de mejora para una cadena de suministro eficaz, y con el servicio de seguimiento 24/7 mediante tracking online e información de estatus a través de reportes automatizados·


Adicionalmente, contamos con servicio completo de unidad de compilación, apoyo e integración en la cadena de suministro de neumáticos y seguro de carga automotriz.




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