Hace unos días, todos los medios nos sorprendían con la noticia de que un equipo de astrónomos había fotografiado un agujero negro.
En medio de la noticia, cuya trascendencia trataban de hacernos entender, me sorprendió ver la imagen de una joven investigadora,
Katie Bouman,
a quien habían fotografiado ilusionada y feliz y a la que se atribuía una parte crucial del éxito. Se la identificaba como creadora del algoritmo capaz de convertir en imagen los datos obtenidos por los telescopios. Sin embargo, ella misma se ocupó de explicar que su trabajo era parcial y que formaba parte de un enorme equipo formado por especialistas de todo el mundo. No es que la tarea de esta mujer careciera de mérito, sino que solo en equipo puede plantearse un reto similar.
Necesitamos formar equipo con colaboradores entusiastas
Nos gusta tener héroes. Nos gusta sentir que entre nosotros hay personas capaces de afrontar fabulosas aventuras científicas o empresariales como si fueran Ulises atravesando los mares llenos de peligros. Y es que la mitología aún nos alimenta. Pero lo cierto es que, desde hace mucho, vivimos en un entorno demasiado complejo como para abordar en solitario grandes desafíos. Hoy necesitamos hacer equipo, sentirnos equipo y apoyarnos unos en otros para afrontar unos retos que cada vez son mayores.
Necesitamos cooperación. Y no como se hacía hasta hace poco, con una rígida cadena de mando en la que una cabeza concentra todo el conocimiento, sino trabajando con colaboradores especialistas y entusiastas, capaces de interactuar aportando todo su conocimiento, su creatividad y su pasión al proyecto.
Colaborar incluso con quien ayer era tu competencia
Para hacer realidad la fotografía del agujero negro fue necesario el trabajo de muchos especialistas en astrofísica, ingeniería, matemáticas... Ocho observatorios ubicados en tres continentes (incluyendo uno bajo el hermoso cielo de Puebla) se coordinaron para dirigir sus antenas hacia el mismo punto del espacio durante diez días en abril de 2017. Y después, aún tuvieron que trabajar durante dos años para convertir esos datos en la imagen que todos hemos visto.
Así se hace hoy la ciencia. Y así se hace la empresa: a partir de la colaboración. Con grupos multidisciplinares que trabajan desde el compromiso y sabiendo que, incluso quienes hoy son tu competencia, pueden convertirse en un futuro no muy lejano en colaboradores. Y ello no implica eludir la responsabilidad personal. Al contrario, quiere decir que la responsabilidad de cada uno se amplifica porque su trabajo afecta a los resultados que puede conseguir el resto.
Sí, la joven Katie Bouman bien merecía una parte del protagonismo por la foto del agujero negro. Y también los mexicanos
Sandra Bustamente y Édgar Castillo
que colaboraron en el proyecto y nos llenan de orgullo. Igual que debería suceder en las empresas; porque solo el cuidado de los equipos y el reconocimiento de su valor nos ayudará a lograr los mejores resultados.