Un reto logístico y aduanero de primer orden para llevar 50 toneladas a Alemania en 4 días
Dos piezas de peso extraordinario
Nuestro cliente es un proveedor de primer nivel de la industria automotriz (Tier1) que requería enviar dos grandes piezas desde Querétaro hasta Alemania con cierta urgencia. Las piezas, moldes para la fabricación posterior de elementos de aluminio, tenían un importante sobrepeso: una de ellas pesaba 25 toneladas y la otra 21. Eso hacía que fuera imposible volar en ese momento con ellas desde México.
Para operar con cargas tan pesadas, lo habitual es trabajar por vía marítima. En este caso no teníamos tiempo, pero tampoco la posibilidad de encontrar un vuelo disponible en ese preciso instante en nuestro país.
Solución multimodal vía USA
Nuestra solución fue diseñar una combinación multimodal, organizando un envío por carretera y otro aéreo. Primero enviamos dos unidades terrestres a Querétaro, donde se hizo la carga de esas dos piezas. Estas viajaron por tierra hasta un aeropuerto estadounidense en el que opera una aerolínea especializada en el transporte mercancías con capacidad para asumir una carga de ese tipo.
De este modo, el paso hasta Dallas supuso eliminar un problema técnico, pero abrió un trabajo extra: afrontar el complejo problema aduanal. Para resolverlo fue necesario abrir un proceso específico de temporalidad, de modo que las piezas transportadas pudieran ingresar en Estados Unidos sin tramitación, ya que solo se encontraban en tránsito. Todo esto se hizo desde la frontera norte, donde se realizaron las formalidades para que la carga llegara a USA y pudiera viajar sin problemas hasta Alemania.
Más difícil todavía
Sin embargo, las dificultades no habían terminado porque el almacén de la aerolínea solo tiene capacidad operativa para cargas de hasta 20 toneladas. De modo que tuvimos que buscar una grúa externa que, ya en el aeropuerto, pudiera realizar la operación: descargar las piezas de los camiones, dejarlas en el piso y luego subirlas al avión, una vez cargados sobre una plataforma especialmente diseñada para repartir el peso dentro del avión.
Mientras esta operación se estaba llevando a cabo, en Europa, donde tiene la sede central la aerolínea encargada del envío, los ingenieros estudiaban el modo de ubicar la carga para que el vuelo fuera estable. La investigación duró tres días y los técnicos decidieron colocar las piezas a nivel de las alas del avión, para darle el equilibrio necesario en un vuelo que, finalmente, llegó sin complicaciones a destino en el espacio de tiempo requerido.
La maniobra completa duró cuatro días frente a las tres o cuatro semanas que se hubieran empleado en caso de utilizar el transporte habitual.