México, potencia robótica… 
que aún importa robots

En la era de los avances tecnológicos en la que estamos inmersos, los jóvenes mexicanos demuestran todos los días que desean estar al día, por lo que cada vez más son los que aprovechan las escuelas para asistir a clases extracurriculares de robótica. Clases que están disponibles en muchas aulas para el alumnado que tenga interés en aprender programación y quiera armarse de un robot, sin importar la edad que tengan.


Parte de la responsabilidad recae sobre la organización sin fines de lucro llamada Robotix , que lidera un movimiento educativo en el que la creatividad y la imaginación son requisitos básicos para poder ingresar. Ellos proveen a las escuelas de los medios necesarios para convertir un aula en un laboratorio robótico. Los niños toman estas actividades en torno a la robótica como un juego; los educadores saben que detrás del mismo hay tareas de aprendizaje y, sobre todo, una fórmula para aumentar la autoestima y potenciar la personalidad de los estudiantes, herramienta básica para su futuro.


Las nuevas generaciones formadas en estas aulas, lejos de sentir que temor de sus padres o abuelos tienen ante el avance de la robótica, sienten pasión por ella. Forma parte de sus intereses y aprovechan todas las Tecnologías de la Información y la Comunicación para aprender, crear e innovar asumiendo una nueva realidad que les va a ser muy útil.


Juan Huberto Sossa Azuela, jefe del laboratorio de robótica e ingeniería mecatrónica del centro de investigación en computación del Instituto Politécnico Nacional, explicaba recientemente a la BBC   cómo se ha incrementado en México el potencial en torno a la robótica, una disciplina que se encuentra en auge tanto a nivel académico como teórico. También añade que este es un potencial que habría que promocionar, destacar y tratar de capitalizar.


Y es que, en este momento, hay en México muchos jóvenes que se encaminan hacia este campo, pero sus carreras se ven truncadas porque falta el apoyo económico para que los proyectos lleguen a un nivel más alto y conseguir que se produzcan robots en México. Esto podría ayudar a cambiar la tendencia de paso de materias primas que pasan por las aduanas de México hacia un producto tecnológico que demanden empresas de diferentes países, aprovechando la gran red de transporte que existe desde nuestro país.


Es triste pensar que la falta de recursos hace que se desaproveche una buena parte del potencial existente, cuando hay mucho por ganar. Mucho.  La firma la firma de análisis de mercado Transparency Market Research (TMR) ha calculado que se prevé que el mercado global de la robótica industrial alcance un valor de mercado de 44,480 millones de dólares para el año 2020. ¿Alguien necesita más razones para adentrarse en este territorio?


Quizá de lo que no seamos conscientes es de que en México egresan más ingenieros que en Alemania o Brasil; pero, por muchos técnicos que salgan de las universidades del país, México los acaba perdiendo porque aquí no encuentran trabajo y terminan por emigrar a otros lugares. No hay vinculación entre lo que necesita la empresa con la oferta que hay en la universidad. 

Hay muchos ajustes que hacer entre los niveles educativos y las políticas industriales fomentadas desde la administración. Pero somos optimistas. Sabemos que cada vez somos más las empresas que, como KENSA, creemos firmemente en las posibilidades de nuestra nación. Y que las inversiones van a llegar a un campo que nos va a cambiar la vida a todos.