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Navegando hacia el hidrógeno verde

Navegando hacia el hidrógeno verde

Descarbonizar el transporte naval es una necesidad que nadie discute, pero para la que no hay soluciones definitivas. Desde paneles solares a velas, son muchas las apuestas para limitar el uso de combustibles fósiles. Pero la alternativa que cada día se dibuja como más prometedora es el hidrógeno verde. Echemos un vistazo a la situación.


El hidrógeno es, además de un excelente combustible, el elemento químico más abundante del universo. Las estrellas lo contienen en forma de gas o de plasma y, de hecho, la luz que nos llega de ellas y del sol ‒nuestra estrella más cercana‒ está alimentada con este elemento. En la tierra, el hidrógeno es también muy abundante y un viejo conocido de los transportes: propulsaba aquellos dirigibles que el siglo pasado surcaron los cielos, también alimentó automóviles y actualmente mueve (casi siempre combinado con otros gases) los transbordadores espaciales. En KENSA hemos trabajado en la logística para instalaciones renovables de varios proyectos y conocemos las dificultades que el sobrecoste de este tipo de plantas, algo que siempre lastrará mientras tengamos necesidad de innovaciones que agilicen todos los procesos y producción de materia prima y componentes.


Actualmente, la navegación dirige su mirada hacia este elemento. ¿La razón? Es un combustible altamente eficaz que solo emite vapor de agua y, por lo tanto, no deja residuos en el aire, como sí sucede con el carbón y el petróleo. La pregunta entonces es: ¿por qué no hemos recurrido antes a su uso?


Extraer el hidrógeno del agua de forma limpia y rentable


El hidrógeno abunda en la tierra, sí, pero no en forma de gas (el H2) porque es tan ligero que escapa de la gravedad. El hidrógeno que tenemos de forma natural se encuentra mayoritariamente en el agua, combinado con oxígeno. Extraerlo de allí es bastante sencillo mediante electrólisis, ese proceso que separa los compuestos con ayuda de la electricidad. Muy simple… en principio. Porque, hasta ahora, conseguir hidrógeno en altas cantidades no ha sido ni limpio ni barato, ya que para obtenerlo se estaba usando electricidad procedente de fuentes convencionales y contaminantes.


Hasta ahora. Porque en la búsqueda de soluciones se ha iniciado la carrera hacia el llamado hidrógeno verde. El hidrógeno verde es el que se obtiene por el mismo proceso electrolítico, pero utilizando energía eléctrica procedente de fuentes renovables. De ese modo nos encontramos ante un combustible que
se obtiene sin emitir contaminantes y cuyo uso también es limpio. Por el momento, sigue siendo un producto caro, pero la revolución de las renovables está abaratando rápidamente su coste de producción y, muy recientemente, un descubrimiento en la Universidad Nacional de Singapur apunta a nuevas e interesantes perspectivas.


Todas las ventajas del hidrógeno verde


La apuesta por el hidrógeno verde es cada vez más clara, especialmente en el transporte, que resulta el segmento contaminante más difícil de transformar. La razón de que se ponga en él el foco es que, además de resultar un producto limpio de principio a fin, ofrece interesantes ventajas:


  • Si se mantiene en forma de gas, puede viajar por los mismos conductos que actualmente se utilizan para el gas natural.
  • Puede transformarse en combustibles sintéticos para barcos y aviones. Pero también transformarse en electricidad o alimentar pilas de hidrógeno.
  • Es fácil de almacenar y tremendamente versátil.


La transformación del transporte naval


En el transporte naval, las compañías que han apostado por la sostenibilidad han elegido hasta ahora como combustible el gas natural licuado (GNL). CMA CGM ha sido una de ellas y hace tan solo dos años establecía un récord mundial poniendo 20.723 contenedores llenos en uno de sus megabuques propulsado por GNL.


A pesar de las ventajas que supone el GNL, las expectativas en torno al hidrógeno siguen creciendo. Primero llegaron las investigaciones avaladas por entidades públicas. En Noruega, por ejemplo, han estudiado el hidrógeno líquido para buques y están determinando la viabilidad de desarrollar una cadena internacional de suministro de hidrógeno. Todo esto ayudaría a aumentar las ventajas del transporte marítimo frente a otros medios, con un menor impacto negativo en el medio ambiente. Luego han llegado las apuestas privadas y algunas son tan importantes como la que ha anunciado Maersk. La gran naviera publicó recientemente que va a poner en marcha en España un proyecto para producir metanol verde (un derivado del hidrógeno) con destino a sus buques. Su idea no es solo reducir drásticamente la huella de CO2 de sus transportes, sino eliminar la dependencia de su negocio de los vaivenes del mercado produciendo sus propios combustibles.


Europa ha sido, hasta ahora, el espacio geográfico donde el hidrógeno verde ha cobrado más impulso, pero no es el único. Costa Rica es uno de nuestros vecinos del Sur que con más decisión apuesta por este recurso y en México ya se están dando los primeros pasos para su producción. El horizonte para el comercio naval está el de conseguir la neutralidad en 2050. El hidrógeno verde parece un buen camino para lograrlo.


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