¿Qué futuro queremos?

Por KENSA

KENSA-Se aproxima la tecnología 5G
Dicen los expertos que, dentro de treinta años, hacia el 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades.

Este hecho va a plantear a la humanidad desafíos de todo tipo que van desde el tamaño de las viviendas hasta la movilidad urbana y, por supuesto, la logística para el abastecimiento de agua, energía o alimentos. Conviene reflexionar sobre ello. Y conviene reflexionar también sobre este otro dato: la mitad de las áreas que dentro de solo diez años serán urbanas, todavía no se han planteado. Y eso significa que aún tenemos tiempo de reacción y podemos diseñar nuestro futuro: cómo van a ser las ciudades en las que vamos a vivir, cómo nos vamos a mover, cómo vamos a relacionarnos con las mercancías, con la propiedad y con el resto de los seres humanos.

Hay muchas instituciones y abundantes think tanks dedicados a analizar el presente y pensar en el futuro. Uno de los más singulares, por trabajar con propuestas abiertas es Space 10, una empresa creada hace tres años por Ikea en la que una treintena de personas de diversas profesiones se dedica a hacerse preguntas sobre lo que está pasando hoy en el mundo (y en nuestras vidas) y proponer respuestas. No trabaja exclusivamente para diseñar productos que puedan luego venderse en sus miles de tiendas repartidas por todo el mundo. Su objetivo mira a más largo plazo y consiste en lanzar propuestas que pueden ser debatidas, asumidas o criticadas; propuestas que pueden ser mejoradas y que en muchos casos quieren agitar conciencias e influir sobre quienes finalmente van a tomar decisiones. 


El futuro no es una meta, sino un camino

Hay un futuro que es probable. Hacia él nos encaminan la tecnología y la ciencia, las administraciones públicas y los mercados. Pero hay también un futuro deseable que no tiene por qué ser exactamente como el anterior. Es un futuro que nos debería conducir a un mundo mejor para todos. Y, que se haga realidad, depende de que la ciudadanía, las instituciones, las empresas y los expertos seamos capaces de tener una visión compartida de ese futuro. 

¿Qué futuro queremos? Es hora de que nos hagamos esta pregunta y que busquemos la respuesta entre todos: los que producen bienes y los logísticos, los políticos y las empresas de servicios, las universidades y, por supuesto, la ciudadanía. Porque somos cada día más interdependientes. Y porque, si queremos que el futuro no nos sorprenda, debemos pensar en él y comenzar a construirlo juntos.